El total de las emisiones combinadas de la industria láctea aumentó un 11% en sólo dos años (2015-2017) desde la última vez que informamos sobre ellas. Incluso cuando los gobiernos firmaron el Acuerdo de París en 2015 para frenar significativamente las emisiones mundiales, el aumento de 32,3 millones de toneladas de gases de efecto invernadero de estas empresas equivale a la contaminación derivada de 6,9 millones de automóviles de pasajeros conducidos en un año (13.600 millones de litros de gasolina). Algunas empresas lácteas aumentaron sus emisiones hasta en un 30% en el período de dos años.
El aumento de las emisiones se produjo en medio de un dramático desplome de los precios mundiales de los productos lácteos en 2015-2016. Este desplome fue alimentado en parte por el aumento de la producción de las mega-lecherías y las empresas lácteas mundiales que vertieron el exceso de productos lácteos en el mercado mundial, haciendo bajar los precios por debajo del costo de producción y obligando a muchos pequeños y medianos productores de lácteos a abandonar el mercado. El COVID-19 ha agravado drásticamente la crisis de los productos lácteos que sufren las comunidades rurales.
Desde la primera evaluación mundial en 2018 de GRAIN, Emisiones imposibles: Cómo están calentando el planeta las grandes empresas de carne y lácteos, la industria láctea mundial ha continuado expandiéndose y escalando en nuevos territorios a través de fusiones y adquisiciones, ampliando su producción en un 8% en sólo dos años.
Ninguna de estas empresas está obligada por ley a publicar o verificar sus emisiones climáticas o a presentar planes para ayudar a limitar el calentamiento global a 1.5˚C. Menos de la mitad de estas empresas están publicando sus emisiones. Tampoco ninguina de las 13 se han comprometido a una reducción clara y absoluta de las emisiones de sus cadenas de suministro de productos lácteos o de las emisiones de los propios animales.
Fuente: IATP