La fecha que marca el momento en que se consumen todos los recursos biológicos que el planeta puede renovar por sí mismo en un año natural se conoce como ‘Earth Overshoot Day’. El año pasado fue el 29 de julio. Este año, a causa de la paralización de muchas actividades por el coronavirus, la fecha se ha retrasado hasta el 22 de agosto

Este miércoles, 29 de julio, hace justo un año que tuvo lugar el denominado ‘Earth Overshoot Day’ o Día de la Sobrecapacidad de la Tierra de 2019, una fecha que marca el momento en que consumimos todos los recursos biológicos que el planeta puede renovar por sí mismo en un año natural. Este año, esta fecha se alcanzará el 22 de agosto, por lo que se retrasa más de 3 semanas. Es una buena noticia para el planeta. El confinamiento por la crisis sanitaria ha reducido de forma temporal nuestra huella ecológica.

La fecha global del 22 de agosto se halla con la media de los días en los que los países alcanzan sus “días de sobrecapacidad”. El primero en alcanzarlo fue Qatar, el 11 de febrero, y el último Indonesia, el 18 de diciembre. España sobrepasó la capacidad de sus recursos naturales el 27 de mayo. 

La energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma. Lo mismo ocurre con los recursos naturales del planeta como el agua, los alimentos o los combustibles. La Tierra los regenera, pero a un ritmo insuficiente para hacer frente a la frenética actividad del ser humano, que los consume en una carrera sin freno. Este año, sin embargo, la paralización de servicios no esenciales debido al confinamiento global ha retrasado más de tres semanas esta fecha simbólica.

Tres semanas de respiro para un planeta exhausto y, junto al dolor por la crisis sanitaria, un mensaje para el optimismo: es posible vivir en un mundo más limpio si cambiamos nuestro modelo de producción y consumo por otro más respetuoso con nuestro entorno. Porque hoy, más que nunca, somos conscientes de que la salud de las personas está estrechamente relacionada con la salud del planeta.

La huella ecológica causada por la actividad humana se ha reducido, por la situación excepcional a la que ha obligado la pandemia, en un 9,3% en lo que va de año. La crisis del coronavirus nos ha dado tiempo para reflexionar sobre la importancia de la naturaleza y ha aumentado nuestra conciencia ecológica. En los últimos años la actividad humana habría necesitado 1,6 planetas satisfacer sus necesidades. 2020 se presenta como una excepción que nos muestra el camino y que demuestra que un cambio es posible, que algún día podremos vivir y prosperar sin pasarnos del presupuesto ecológico de nuestro planeta.

El agua, el recurso más castigado

Dentro de todos los recursos que consume el ser humano por encima de sus capacidades, está el agua, elemento indispensable para la vida que juega un papel vital en el equilibrio de los ecosistemas. Además de la sobreexplotación, el agua se enfrenta a otra crisis fruto de la acción humana: el cambio climático, que está cambiando el ciclo global del agua, haciéndose cada vez más escasa, menos previsible y más violenta cuando llega en forma de lluvia.

Las empresas gestoras del abastecimiento de agua y saneamiento están jugando un papel fundamental en la conservación de este recurso. No solo en la introducción de modelos cada vez más circulares y sostenibles en la producción, sino también en el compromiso con la reducción de su huella ecológica y con la lucha contra el calentamiento global.

Es el caso del proyecto REwater Global Plan (2017-2021) para cuidar el planeta y a las personas de la compañía SUEZ España, que sigue los pasos ya afianzados en años anteriores. En 2019, SUEZ España redujo en un 83,7% las emisiones potenciales derivadas de su consumo eléctricogracias a la compra de energía verde en 2019. Además, produce en sus instalaciones energía renovable (biogás, hidráulica, eólica y solar fotovoltaica) equivalente a más de 100 GWh, entre otros avances.

El grupo es pionero en la transformación de sus depuradoras en biofactorías, que generan cero residuos, tienen autosuficiencia energética y no causan ningún impacto ambiental. La economía circular, el cuidado de la biodiversidad y la adaptación a las ciudades de modelos basados en la naturaleza forman parte también de su acción cotidiana.

El sector del agua es uno de los más comprometidos con el futuro del planeta, que nos está dando una segunda oportunidad. Es nuestra responsabilidad no desaprovecharla, colaborando y uniendo fuerzas para lograr una reconstrucción verde y sostenible.

Fuente: ELAGORADIARIO