La crisis del coronavirus ha puesto de manifiesto la magnitud de la injusticia que viven los campesinos, los trabajadores y los pobres a manos de los gobiernos. Todos ellos forman parte de grupos expuestos a un abandono y a una indiferencia deplorables y las medidas de apoyo han sido insuficientes y, además, han llegado tarde. Varios miembros de La Vía Campesina publicaron declaraciones resaltando el nivel de precariedad de la situación de los campesinos y de los trabajadores migrantes alrededor del mundo.

Por si fuera poco, la educación de los hijos de todas estas personas también se ha visto gravemente afectada porque, en muchas ocasiones, no disponen de un buen acceso a internet. A nivel global, el sector de la salud pública se encuentra en estado crítico tras años de privatizaciones y de recortes en el gasto social. Se puede afirmar que el sector no ha sido capaz de gestionar la pandemia del nuevo Coronavirus. No ha tenido capacidad para llevar a cabo suficientes test de COVID-19 —muy especialmente en los países menos desarrollados— y claramente los estados no han mostrado solidaridad los unos con los otros.

Situación general en las regiones de La Vía Campesina

Las zonas urbanas están muy afectadas por las medidas de confinamiento que han impuesto las administraciones. En África, los habitantes de las zonas rurales (el campo) siguen llevando a cabo sus tareas diarias, como ir a buscar agua, llevar el ganado al pasto o cuidar los cultivos, pero deben mantener distancia física a la hora de tratar con los miembros un hogar que no sea el suyo. En América Central, a pesar de las restricciones impuestas en la circulación de personas, los productores siguen pudiendo viajar, pero tienen enormes dificultades para acceder a los mercados locales.

Muchas personas que viven de sus salarios tiene problemas para obtener comida y las frecuentes sequías derivadas del cambio climático no hacen más que empeorar la situación. En 2019, en muchos países africanos o latinoamericanos las lluvias fueron escasas. Algunos gobiernos locales y centrales del sur y del sureste asiático ya han creado programas de emergencia para ayudar a los más pobres. En general, la situación de la clase trabajadora es precaria.

La crisis ha afectado Europa de manera distinta. Italia, Francia y España, además de Alemania, son los países europeos más afectados por la pandemia. Se han impuesto medidas de confinamiento en todo el continente. En Italia, Francia y España las medidas son muy estrictas y, en general, se ha llevado al límite el sector de la salud pública. Al principio de la pandemia, Italia fue abandonada a su suerte y esto ha puesto mucha presión sobre el sistema de la Unión Europea.

En algunas regiones del mundo, como América Central, ha aumentado la militarización, pero también han aumentado los niveles de delincuencia y de criminalidad. Ante esta situación, ciertos gobiernos han aprovechado para aumentar la militarización de la sociedad y para intensificar las actitudes autoritarias. En Filipinas, por ejemplo, el presidente apeló a que se fusilara a todos aquellos que no respetaran las medidas de confinamiento.

En América del Norte, Estados Unidos es el país más afectado por la pandemia y las poblaciones más vulnerables —como los trabajadores migrantes, los trabajadores agrícolas, los pobres o los reclusos— son, a su vez, quien más ha sufrido. A día de hoy, en todo el país hay muchísimas personas que padecen hambre y los desempleados se cuentan ya por millones.

En la región del Caribe, en Haití, la inseguridad es cada vez mayor y la inflación, galopante. El sistema sanitario está al borde del colapso y, tras tantas protestas, el país en conjunto no dispone de las infraestructuras y de los servicios más básicos de saneamiento o de suministro de agua. Además, es muy difícil que la población se mantenga confinada en sus hogares y la hambruna ya se ha llevado la vida de muchas personas.

Cuba apuesta por la solidaridad y ha enviado personal médico y fármacos a otros países —como Nicaragua o Italia— para apoyarlos en la lucha contra el coronavirus. La Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) de Cuba colabora con profesionales de la medicina para organizar actividades de concienciación destinadas a los miembros de la asociación y a las comunidades. En Honduras, las comunidades ciudadanas han optado por compartir remedios tradicionales porque el sistema público de salud se ha visto sobrepasado.

En el sur de Asia y en América Latina, además, han amentado los casos de violencia doméstica, especialmente contra las mujeres y los niños. En México se ha registrado el mayor número de casos de violencia doméstica, incluyendo casos de feminicidio.

Mercados cerrados de la noche a la mañana y pocos reabren

A pesar de que los pequeños agricultores producen la mayor parte de los alimentos que se consumen a nivel mundial, las medidas de confinamiento impuestas para contener la expansión del coronavirus han implicado el cierre de los mercados. Así, muchos campesinxs se han quedado con menos opciones para vender sus productos. Además, se han echado a perder toneladas de productos frescos abandonados en los campos y algunas autoridades han llegado a confiscar y a destruir alimentos como medida disuasoria para evitar la circulación de personas. Sin embargo, algunos gobiernos —Zimbabue y Sudáfrica, entre otros— han relajado las normas y ahora permiten que algunos mercados agrícolas puedan abrir. Asimismo, estos países también están tomando medidas para coordinar la recogida y la distribución de la producción agrícola.

Los programas de apoyo gubernamental han beneficiado a los supermercados y a las grandes empresas del sector de manera desproporcionada. Una situación que se ha dado en África, Europa, Asia y en América. Canadá y Estados Unidos han tomado medidas para evitar el cierre de grandes explotaciones con el fin de garantizar el suministro de alimentos.

En Japón, un país que depende de las importaciones de alimentos a bajo coste, la ciudadanía ahora se ha percatado de la vulnerabilidad del sistema: una buena oportunidad para destacar la relevancia de la Soberanía Alimentaria. En Corea del Sur, los campesinxs tienen dificultades para vender sus productos porque solían suministrar alimentos a las escuelas, pero ahora están cerradas. La misma situación se ha dado en Japón. En Corea, la Liga de Mujeres Campesinas reclama compensaciones al gobierno.

En Europa, muchos pueblos y ciudades han cerrado los mercados municipales, que eran, precisamente, el principal mercado de los campesinos locales, junto con los restaurantes y los comedores. Los miembros de European Coordination Vía Campesina (ECVC) están haciendo presión para que se reabran los mercados campesinos y de proximidad. Los trabajadores de los supermercados, por su parte, también están en una situación delicada porque corren riesgo de infectarse y en algunos casos se han declarado en huelga. En Francia hay una campaña para reabrir los mercados locales al aire libre y para establecer una serie de directrices sobre cómo actuar en el contexto actual. A nivel político, se reclama que se regulen tanto los precios como el sector en su conjunto.

En Honduras y Panamá ha aumentado la especulación debido a la escasez de alimentos. Sin embargo, no todos los gobiernos han impuesto medidas tan restrictivas. En Indonesia, Malasia y Timor Oriental, los campesinos siguen trabajando en el campo y pueden vender sus productos. En Indonesia, el sindicato de agricultores SPI a pedido a sus miembros que sigan produciendo para mantener la soberanía alimentaria y para cubrir la producción local.

Explotación e indiferencia hacia lxs trabajadores temporerxs, ocasionales y migrantes

Algunos países, como España o Alemania, el sector agrícola depende de los trabajadores migrantes y temporeros, la mayor parte de los cuales provienen del este de Europa —de Bulgaria o Rumanía, entre otros—. El Reino Unido y Francia han pedido a sus ciudadanos que cubran estos puestos de trabajo, pero la respuesta ha sido más bien pobre. La mayor parte de la población de Europa Occidental rechaza trabajar en la agricultura porque es un trabajo mal remunerado y donde no se respetan muchos de los derechos fundamentales. Ante la situación, varias empresas agrícolas han contratado vuelos chárter para trasladar mano de obra desde Rumanía, pero se trata de una práctica de ética altamente dudosa.

Los trabajadores migrantes deben vivir en «campos» con condiciones muy precarias y sin disponer de los servicios más esenciales. Portugal decidió regularizar a todos los migrantes indocumentados para que pudieran trabajar en la temporada de cosecha y no se perdieran alimentos. Estas comunidades de trabajadores migrantes y temporeros sufren falta de protección y de seguridad, y corren mucho riesgo de infección. Así, pues, es hora de denunciar el modelo agrícola imperante, la injusticia que genera y la explotación de todos estos trabajadores. ECVC está redactando un documento sobre problemáticas en el sector agrícola que se enviará a la Comisión Europea.

En Marruecos, la Federación Nacional del Sector Agrícola (FNSA) destacó que las condiciones de los trabajadores que perdieron su puesto de trabajo debido a la pandemia excluyen a cientos de miles de trabajadores agrícolas, de trabajadores de empresas de embalaje y de pescadores. Asimismo, reclamó que se compensara a toda esta población y se ofreciera protección adecuada a todos aquellos que siguen trabajando en las explotaciones agrícolas.

En India, las medidas de confinamiento se impusieron de manera precipitada y no se dio tiempo a la ciudadanía para que se preparara o pudiera volver a sus hogares, en las zonas rurales del país. La población más afectada está formada por millones de trabajadores ocasionales, migrantes y por las personas que no tienen tierra y vive en las ciudades. Todos estos grupos necesitaban tiempo para volver a sus aldeas y tan solo unos pocos lo lograron. Millones de personas han quedado atrapadas en las ciudades, sin ingresos y sin comida.

Su situación es muy grave. Algunos trabajadores agrícolas han optado por caminar cientos de kilómetros para ir a trabajar al campo. Miles de nepalíes que trabajan en India están poniendo en riesgo sus vidas intentando cruzar ríos y fronteras para volver a sus hogares. En Bangladesh, los trabajadores agrícolas y ocasionales en puestos de trabajo no declarados también se han visto afectados y requieren de ayuda urgente en forma de garantías de ingresos y de transferencias de dinero sin condiciones.

Los más vulnerables sufren la falta de acceso a una vivienda digna

En Bangladesh y en India, la mayor parte de la población no tiene acceso a una vivienda digna y, por lo tanto, prevenir la expansión de la COVID-19 es más difícil. Los pobres tampoco tienen acceso a los servicios sanitarios porque se han privatizado y esto repercute negativamente en su salud. La situación también afecta varios países africanos como Kenia y Sudáfrica, donde gran parte de la población vive en barrios marginales.

Remesas bloqueadas

Debido a las restricciones impuestas a la circulación de personas, una gran parte de las familias más pobres no puede acceder a las remesas que les envían sus familiares en la diáspora. En Nepal, Pakistán y Bangladesh, la mayor parte de la ciudadanía recibe remesas de familiares que viven en Oriente Medio y Europa. Actualmente, estos migrantes tienen grandes problemas para apoyar a sus familias.

Incrementan el racismo, la xenofobia y la islamofobia

Algunos políticos de la extrema derecha están sacando partido a la confusión y al pánico que ha generado la pandemia para alentar la islamofobia y la xenofobia. En los estados del noreste de la India, muchos migrantes cuyo aspecto físico les hace parecer chinos han sido víctimas de agresiones racistas. Los conflictos de castas complican todavía más la situación porque la mayoría de las personas sin tierras y que trabajan con un salario diario forman parte de las castas inferiores. Además, la gente ha asociado el coronavirus con los chinos y, por ejemplo, en Estados Unidos, han aumentado las agresiones a personas con rasgos físicos asiáticos. Este tipo de actitudes pueden expandirse hacia África tras la publicación de unos informes recientes donde se habla del maltrato que las autoridades chinas han dispensado a los africanos a raíz de las estrictas normas impuestas para llevar a cabo test de COVID-19.

Impulsar la Soberanía Alimentaria para luchar contra la COVID-19 en Palestina

Israel es una fuerza de ocupación y no se le está exigiendo ninguna responsabilidad por las vidas de las 300.000 personas que viven en el Área C. Además, rechaza asumir ninguna responsabilidad por los derechos de salud de los 50.000 palestinos que trabajan en el sector industrial y agrícola, en la construcción y en el sector servicios en Israel. El brote de COVID-19 ha azotado un país cuyos niveles de seguridad alimentaria ya eran delicados y donde una tercera parte de la población no puede permitirse alimentos nutritivos, especialmente las familias con una mujer al frente.

La Federación Agrícola Union of Agricultural Work Committees (UAWC) considera que ha llegado el momento de impulsar la Soberanía Alimentaria en Palestina para garantizar la seguridad alimentaria y suministrar alimentos nutritivos a la población. Iniciaron una campaña llamada «Go back to your land and cultivate it» (en español, «Regresen a sus tierras y cultiven»). La UAWC pretende distribuir más de 300.000 plantones de productos vegetales a los hogares del Área C y en otras zonas de Cisjordania. A principios de Abril se repartieron unos 178.000 plantones a más de 1900 huertos en 55 comunidades rurales.

En Kenia, la Liga de Campesinos Kenyan Peasant League está distribuyendo e impulsando el cultivo de semillas locales. EcoRuralis, miembro de ECVC en Rumanía, está distribuyendo semillas para apoyar a los agricultores también.

Solidaridad en práctica

En Bangladesh, la Federación Bangladesh Agricultural Farm Labour Federation (BAFLF) está organizando a los trabajadores migrantes a nivel de las comunidades y distribuye raciones de alimentos. En Pakistán, el Comité Pakistan Kissan Rabta Committee (PKRC) ha iniciado un programa de ayudas para apoyar a los agricultores y a la población pobre de las zonas urbanas mediante la distribución de alimentos básicos y otros recursos esenciales.

En India, las agrupaciones Bhartiya Kisan Union (BKU), Karnataka Rajya Raitha Sangha (KRRS) y Tamilaga Vivasaiyagl  Sangham (TVS) colaboran con las autoridades locales para solucionar los problemas de acceso a los mercados agrícolas regulados. Han apelado a la solidaridad de la comunidad para que los trabajadores agrícolas puedan obtener cereales y vegetales, y para ayudar a los migrantes que han quedado atrapados por las restricciones a la libertad de circulación. Además, están fomentando los sistemas de trueque en las aldeas.

En Sri Lanka, el movimiento Movement for Land and Agricultural Reform (MONLAR) ha pedido al gobierno que apoye a los agricultores y a los trabajadores con raciones de alimentos y pensiones, y que prohíba que las plantaciones obliguen a sus empleados a acudir al trabajo.

En Brasil, el Movimento dos Trabalhadores Rurais sem Terra (MST) ha estado distribuyendo alimentos producidos por sus cooperativas a los hospitales y a la población más necesitada durante la crisis de la COVID-19. Varios equipos de trabajadores sin tierras han distribuido más de 500 toneladas de alimentos nutritivos por todo el país desde sus campos y asentamientos. La labor de el MST refleja claramente los beneficios y el resultado de la Reforma Agraria Popular.

Educación – Formación

Las repercusiones que han tenido las medidas de confinamiento en la educación de los hijos de los campesinos han sido desproporcionadas. Sin embargo, a pesar del cierre de las escuelas, algunos niños siguen las actividades escolares de manera virtual. Muchos hogares de campesinos no tiene acceso a tecnologías de la información y de la comunicación (TIC). El MST y el Instituto Agroecológico Latinoamericano usan la radio para comunicarse con las familias y para mantener las actividades escolares en marcha. Muchos otros miembros de La Vía Campesina contribuyen con actividades de concienciación sobre la COVID-19 destinadas a los campesinos y las comunidades rurales. En Puerto Rico, la Organización Boricuá de Agricultura Ecológica preparó una infografía sobre las recomendaciones sanitarias para que los campesinos sepan cómo cultivar alimentos al tiempo que trabajan de forma segura.

Luchar por un futuro mejor; luchar por la Soberanía Alimentaria

El 17 de Abril es el Día Internacional de las Luchas Campesinas y, en esta fecha, La Vía Campesina movilizó a sus miembros, a sus aliados y a sus amigos para que participaran de acciones creativas aun en el confinamiento bajo el lema #QuédateEnCasaNoEnSilencio

Cada 17 de abril, La Vía Campesina mantiene viva la memoria de #EldoradoDosCarajás, en Brasil, y continúa la lucha contra la impunidad del estado y de las corporaciones.

Desde ANAFAE, consideramos que los derechos de los campesinos son fundamentales para crear un futuro mejor basado en los principios de la Soberanía Alimentaria. Así, pues, quiere reforzar y reconstruir los sistemas de producción local de alimentos, y quiere crear un modelo de relaciones económicas y sociales cuya premisa sea el respeto por la dignidad, la equidad y la solidaridad.

Fuente: LA VÍA CAMPESINA