Recursos Naturales | ANAFAE https://redanafae.com Mon, 08 Apr 2024 18:18:24 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.7.1 192782159 ¡Fuera las manos de nuestro pasto! Las comunidades pastoriles de Kenia luchan contra la privatización de su biodiversidad https://redanafae.com/2022/05/10/fuera-las-manos-de-nuestro-pasto-las-comunidades-pastoriles-de-kenia-luchan-contra-la-privatizacion-de-su-biodiversidad/ Tue, 10 May 2022 21:24:16 +0000 https://redanafae.com/?p=4053 4053 ?Quien nos alimentara? https://redanafae.com/2022/03/04/quien-nos-alimentara/ Fri, 04 Mar 2022 15:10:00 +0000 https://redanafae.com/?p=3728 La red campesina alimentaria o la cadena agroindustrial Los campesinos son los principales y en ciertos casos los únicosproveedores de alimentos para más del 70% de la población del mundo. y producen esta comida con menos del 25% de los recursos —agua, suelo, combustibles— empleados para llevarla totalidad de los alimentos a la mesa. leer mas aquí.

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DEFIENDE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA DE HONDURAS https://redanafae.com/2022/02/28/corte-suprema-de-justicia-defiende-la-soberania-alimentaria-de-honduras/ Tue, 01 Mar 2022 02:38:08 +0000 https://redanafae.com/?p=3718 Tegucigalpa, 28 de febrero de 2022.– La Corte Suprema de Justicia de Honduras declaró inconstitucional la Ley para la Protección de Obtenciones Vegetales (Decreto Nº 21-2012), la cual prohibía a los campesinos guardar, intercambiar y regalar semillas bajo la amenaza de fuertes sanciones, tal como lo señalaba el Artículo 51, que imponía  hasta 10,000 días de salario mínimo por vender semillas parecidas a la variedad protegida.  

En general, el contenido de esta Ley limitaba y encarecía la producción agrícola, y ponía en riesgo la alimentación de las familias que viven del campo y de los consumidores en las ciudades, ya que supone un aumento de precios.

El fallo de la Corte es un avance importante para Honduras en la defensa de la soberanía alimentaria, pues la también conocida como “Ley Monsanto” era un mecanismo de privatización mediante la imposición de derechos de propiedad intelectual, que en la práctica se traduce en que los campesinos no podrían sembrar con sus propias semillas, sino que deberían adquirirlas en el mercado.

Los esfuerzos para derogar esta ley que limitaba la producción, alimentación y nutrición de las familias rurales fueron impulsados por la Asociación Nacional para el Fomento de la Agricultura Ecológica (ANAFAE), quienes el año 2016 interpusieron un recurso legal para declararla inconstitucional, el cual fue rechazado, y el año 2018 junto a otras organizaciones campesinas y productoras presentaron nuevamente el recurso que concluyó con un fallo favorable.

La Corte Suprema de Justicia expuso en su dictamen que “El Decreto legislativo Nº 21-2012 atenta con la  soberanía y libre determinación de nuestro país al otorgar derechos de obtención de nuestras semillas criollas y variedades vegetales para uso comercial… El Convenio UPOV (nombre internacional que recibe la Ley de Obtentores Vegetales) violenta preceptos constitucionales a favor de la vida, la dignidad humana y el derecho de los hondureños y hondureñas a tener un nivel de vida adecuado. Atenta contra el derecho humano a la alimentación y a la salud”.

Por su parte, el Director de ANAFAE, Octavio Sánchez, expresó: “La Ley Monsanto vulnera la Constitución porque limita el desarrollo de la población. En un país donde muchas familias dependen de lo que cultivan para subsistir, este tipo de decretos los condenan al hambre. Pero lo importante es que la Corte por unanimidad tomó una decisión que favorece a toda la población. Este es un triunfo para Honduras”.

leer mas aqui. https://docs.google.com/document/d/1-84RVNwR5j3UquGjGOOn7DvtVUKt1Nh3/edit?usp=sharing&ouid=112482775000003439413&rtpof=true&sd=true

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Video sobre la Situación de Petróleo y Gas en Centroamérica https://redanafae.com/2022/01/03/borrador-automatico/ Mon, 03 Jan 2022 23:41:14 +0000 https://redanafae.com/?p=3676 3676 ¿Sabías que? https://redanafae.com/2021/03/09/sabias-que-2/ Tue, 09 Mar 2021 15:39:18 +0000 http://redanafae.com/?p=2867 La agroecología protege los cuatro promotores de la vida: el agua, el suelo, la tierra y las semillas.

Produce alimentos sanos libres de venenos químicos y transgénicos. Apoyemos a las familias agroecológicas consumiendo sus productos sanos, sabrosos,  saludables.

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Digamos si a la vida, si a la agroecología. https://redanafae.com/2021/02/23/digamos-si-a-la-vida-si-a-la-agroecologia/ Tue, 23 Feb 2021 14:54:47 +0000 http://redanafae.com/?p=2849 El modelo de agroexportación es responsable de la destrucción del hábitat de miles de formas de vida.

Si apoyamos la agroecología las aves tendrán un espacio para vivir y reproducirse, ya que nuestra enfoque es que todos somos parte y convivimos en casa común.

Apoyemos las  familias campesinas e indígenas que producen nuestros alimentos sano, sabrosos, saludables, que cuidan la vida y la madre tierra.

Digamos si a la vida, si a la agroecología.

#Territoriossondelpueblo #semillaslibres #semillasdelibertad #redanafae

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El agua es un bien común natural, no una mercancía https://redanafae.com/2020/12/15/el-agua-es-un-bien-comun-natural-no-una-mercancia/ Tue, 15 Dec 2020 21:00:35 +0000 http://redanafae.com/?p=2796 Las organizaciones integrantes de la Red Nacional de Acción Ecologista (RENACE) expresan su más profundo repudio y preocupación por el ingreso del agua al mercado de futuros, situación que desde nuestros espacios ha sido anticipada.  

Este “bien natural común público” es fundamental para el sostenimiento de la vida de todas las especies que habitamos este mundo. En un contexto de lógicas y relaciones capitalistas, neoliberales y extractivistas, este anuncio pone en riesgo la disponibilidad del agua y la posibilidad de que sean los pueblos y la ciudadanía en general la que lo disfruten y aprovechen. En efecto, que el agua forme parte del mercado de futuros habla de la intencionalidad de los fondos financieros de administrar este bien común de la misma forma que el petróleo.

¿Para que los fondos inversores desean “conocer el estado de escasez” del agua sino es para proponer políticas públicas internacionales que aseguren el acceso mundial al bien común? Esta simple pregunta es el engranaje que explica la intencionalidad perversa de los mismos actores de siempre de disponer el futuro de los precios del agua que, día tras día, y al mismo ritmo que prolifera el extractivismo como modalidad económica mundial, escasea más.

En este sentido, desde nuestro lugar sostenemos firmemente que la soberanía es de los pueblos, y por lo tanto cada unx de lxs ciudadanxs del mundo es sujeto de este derecho fundamental. Sin embargo, esta penosa eventualidad supone una reversión en materia de derechos humanos y soberanía territorial y de los pueblos. En un mundo donde más del 40% de la población no accede a una red de agua potable, la especulación se vuelve una forma más de dominación sobre las sociedades del globo.

Del mismo modo, comprendemos al agua no como mercancía, sino como un bien natural común y público, reconocido como derecho humano básico. Esto no se negocia bajo ningún punto de vista.

El extractivismo neoliberal no se preocupa por el estado de nuestro planeta, y mucho menos por la sustentabilidad y la vida de las especies. Es por eso que, de una vez, exigimos que los organismos internacionales escuchen lo que las asambleas y organizaciones venimos sosteniendo hace tanto tiempo.

En un pasado anticipamos que las próximas guerras serán por el agua. Hoy estamos frente a la posibilidad de frenar esta avanzada con políticas públicas internacionales de integración, cuidado, socialización y desprivatización del agua.

¡No habrá paz social con estas movidas en los territorios. El agua es de todos!

Fuente:  Red Nacional de Acción Ecologista (RENACE) 

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¿Por qué hay que rechazar los intentos de mercantilizar la tierra? https://redanafae.com/2020/11/26/por-que-hay-que-rechazar-los-intentos-de-mercantilizar-la-tierra/ Thu, 26 Nov 2020 22:00:01 +0000 http://redanafae.com/?p=2779 Un informe reciente del Instituto Oakland detalla las diversas formas en que los gobiernos, voluntariamente o por la presión de las instituciones financieras y los llamados países donantes, intentan privatizar la tierra y hacerla accesible para ser explotada. Esas formas incluyen a las reformas agrarias, cambios en las leyes y reglamentaciones, uso de nueva tecnología para el registro de tierras, así como la eliminación de las salvaguardas vigentes que protegen a los pueblos indígenas y el medio ambiente.

Es necesario desmantelar el mito de que la tenencia segura solo puede provenir de títulos privados. En lugar de suprimir la gobernanza local y negar la autonomía indígena, los gobiernos deben construir sistemas que incorporen una diversidad de sistemas de propiedad y gobernanza, y enfocarse en establecer un camino que sirva a la gente en lugar de uno que les quite la tierra en beneficio de las empresas.​

Por qué los gobiernos deberían rechazar los intentos de mercantilización de la tierra orquestados por el Banco Mundial y Estados Unidos

El virus del Covid-19 ha eclipsado durante algún tiempo la creciente crisis climática y ambiental que enfrenta el mundo. Los alarmantes índices de deforestación, desertificación, degradación ambiental y contaminación continúan amenazando la biodiversidad de nuestro planeta, así como la salud y los medios de vida de miles de millones de personas.

Sin embargo, en lugar de tomar medidas sustanciales, los gobiernos, las empresas y las instituciones internacionales de hecho están “redoblando la apuesta”. Quieren explotar más tierras apelando a un discurso basado en el eufemismo de darles un “uso productivo” en nombre del “progreso” y el “desarrollo” económico. En todo el mundo, los gobiernos se ven presionados a invitar a inversionistas internacionales para que exploten más tierras y recursos para la tala, la ganadería, las plantaciones de palma aceitera, de árboles maderables y otros cultivos, así como para minería, petróleo y gas.

Sin embargo, un obstáculo para esta expansión han sido los regímenes de tenencia de la tierra que prevalecen en varios países, así como los derechos que otorgan a las personas que viven en esas codiciadas tierras. Un 65 por ciento de la superficie terrestre del mundo todavía está administrado por comunidades con sistemas consuetudinarios (1). Se ha demostrado que los pueblos indígenas y las comunidades locales son eficientes administradores de su tierra, gestionada bajo una variedad de sistemas de tenencia comunitaria y colectiva.

Los territorios indígenas tradicionales abarcan el 22 por ciento de la superficie terrestre del mundo, que contiene un 80 por ciento de la biodiversidad mundial (2). Varios países anteriormente colonizados han adoptado sistemas duales de tenencia de la tierra, los cuales reconocen las leyes consuetudinarias sobre la misma y, a la vez, establecen que toda la tierra es propiedad del Estado (3). Esta situación se considera una limitación para los inversionistas y las empresas. Como lo expresó el Banco Mundial, “los derechos indocumentados [sobre la tierra] plantean desafíos y riesgos para los inversionistas” (4), y en el caso de África, el continente está “frenado por la confusión en materia de propiedad de la tierra” (5).

Promoviendo el despojo

Un informe reciente del Instituto Oakland titulado “Promoviendo el despojo: el empuje global para desbloquear el potencial económico de la tierra” (Driving Dispossession: The Global Push to Unlock the Economic Potential of Land) (6), detalla las diversas formas en que los gobiernos, voluntariamente o por la presión de las instituciones financieras y los llamados países donantes, intentan privatizar la tierra y hacerla accesible para ser explotada. Esas formas incluyen a las reformas agrarias, cambios en las leyes y reglamentaciones, uso de nueva tecnología para el registro de tierras, así como la eliminación de las salvaguardas vigentes que protegen a los pueblos indígenas y el medio ambiente.

El informe revela que los intereses estadounidenses juegan un papel destacado en estos intentos

Es importante destacar que el informe revela que los intereses estadounidenses juegan un papel destacado en estos intentos, a través de una serie de vías. Millennium Challenge Corporation (MCC), una entidad del gobierno estadounidense con la misión declarada de “reducir la pobreza a través del crecimiento”, tiene un historial documentado de presionar a los países para que transfieran tierras de agricultores familiares a inversionistas para desarrollar la agricultura industrial. En Sri Lanka, el convenio de la MCC tiene la intención de mapear y registrar hasta el 67 por ciento del país para “promover transacciones de tierras que puedan estimular la inversión y aumentar su uso como activo económico”.

Al igual que la MCC, y en contradicción con su propia investigación que durante mucho tiempo reconoció el valor de los sistemas tradicionales, la agencia estadounidense para el desarrollo (USAID) también juega un papel importante en el financiamiento y promoción de proyectos de titulación de tierras de propiedad privada en todo el mundo. Las empresas estadounidenses también están cada vez más involucradas y han introducido una tecnología llamada “blockchain” (cadena de bloques) como la solución mágica para asegurar la tenencia de la tierra.

Blockchain es un registro financiero digital que realiza un seguimiento de las transacciones en una “cadena” cronológica, con “bloques” de información que almacenan datos tales como la fecha, la hora, la cantidad y los participantes de una transacción. Es un registro financiero distribuido, lo que significa que cada vez que ocurre una transacción, debe ser verificada por una red de miles o posiblemente millones de computadoras en todo el mundo antes de que la transacción pueda registrarse como un bloque de la cadena. Esto hace que sea prácticamente imposible alterar las transacciones de forma retroactiva (7).

Los defensores del uso de la tecnología blockchain para la administración de tierras argumentan que tiene el potencial de mejorar la seguridad y la transparencia de los registros de tierras en la medida que almacena toda la información sobre los límites de la propiedad y los propietarios en una fuente en línea inmodificable. Sin embargo, la aplicación de la tecnología requiere que los países avancen hacia sistemas de propiedad privada de la tierra, que requerirán registro y digitalización.

El programa de titulación de tierras de Zambia basado en blockchain, dirigido por una subsidiaria de la tienda virtual estadounidense de venta al público Overstock.com, demuestra cómo blockchain se usa realmente para privatizar la tierra y acceder a los recursos naturales. Patrick Byrne, exdirector ejecutivo de Overstock.com, dejó claras sus motivaciones cuando dijo que el objetivo del proyecto era desbloquear billones de dólares de reservas minerales mundiales que son inaccesibles debido a sistemas poco claros de gobernanza de la tierra. En 2018, Overstock.com firmó un acuerdo con el Banco Mundial para colaborar en proyectos similares en decenas de otros países, pero hasta ahora el Banco se ha negado a hacer público este acuerdo.

Estados Unidos también tiene un poder político y financiero desmesurado sobre instituciones internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que promueven políticas y reglamentaciones destinadas a privatizar los comunes en beneficio del sector privado.

En Ucrania, por ejemplo, el FMI condicionó el apoyo financiero que se necesitaba desesperadamente a la creación de un mercado de tierras. Después de años de presión internacional y en medio de la pandemia del Covid-19, en marzo de 2020, el país adoptó una ley que crea un mercado de tierras a pesar de la oposición de más del 70 por ciento de la población.

Cuando se trata de apoderarse y privatizar tierras en el Sur Global, el Banco Mundial es un instrumento clave de la agenda empresarial encabezada por los Estados Unidos, que es el principal donante de la institución.

Financiado por la Fundación Bill & Melinda Gates, y los gobiernos de Estados Unidos y el Reino Unido, el programa del Banco Mundial Facilitando los Negocios en la Agricultura (conocido por sus siglas en inglés, EBA) se supone que respaldará la “Nueva Alianza para la seguridad alimentaria y la nutrición”, una iniciativa lanzada por el G8 para promover el desarrollo agrícola desde el sector privado en África.

En 2019, el informe del Oakland Institute, “El mejor postor se lo lleva todo: el plan del Banco Mundial para privatizar los bienes comunales” (The Highest Bidder Takes It All: The World Bank’s Scheme to Privatize the Commons), denunció el agresivo ataque sin precedentes a los derechos sobre la tierra impulsado por el programa, que promovió la agricultura industrial a gran escala a expensas de los agricultores, pastores y pueblos indígenas.

A través de la EBA, el Banco recomendó a los gobiernos formalizar los derechos de propiedad privada, facilitar la venta y arrendamiento de terrenos para uso comercial, sistematizar la venta de terrenos públicos en subasta al mejor postor y mejorar los procedimientos de expropiación para dar el “mejor uso” a la tierra. Ignoró el hecho de que miles de millones de personas viven y trabajan en estas tierras, que son esenciales para sus medios de vida y representan bienes ancestrales con una profunda importancia social y cultural. Nuestros resultados generaron indignación en todo el mundo y, en lo que fuera un avance importante, el Banco finalmente eliminó el nuevo indicador de tierras en el informe de la EBA de 2019.

En cambio, reconoció la importancia de los derechos consuetudinarios sobre la tierra y anunció que las salvaguardas para proteger estos derechos deberían ser “una prioridad del desarrollo” (8). La eliminación de dicho indicador es una victoria para miles de millones de agricultores familiares, pastores y pueblos indígenas de todo el mundo que dependen de su tierra para su sustento, así como para las más de 280 organizaciones de la sociedad civil que se han unido a la campaña  Our Land Our Business (Nuestra Tierra, Nuestro Problema) para hacer frente al Banco Mundial.

Más allá de los cambios retóricos (…) las recetas del Banco [Mundial] para privatizar la tierra todavía se aplican a nivel de país de diferentes formas, y la institución continúa financiando programas que promueven la agricultura industrial y socavan los derechos consuetudinarios sobre la tierra.

Sin embargo, más allá de los cambios retóricos, como se vio anteriormente, las recetas del Banco para privatizar la tierra todavía se aplican a nivel de país de diferentes formas, y la institución continúa financiando programas que promueven la agricultura industrial y socavan los derechos consuetudinarios sobre la tierra. En la República Democrática del Congo (RDC), el Banco Mundial, por ejemplo, ha financiado y guiado el desastroso plan del gobierno de establecer 22 parques agroindustriales en todo el país, lo que ha llevado al acaparamiento de tierras y al despilfarro de unos 100 millones de dólares de fondos públicos en la implementación del primer parque piloto (9).

El apoyo a los parques agroindustriales es coherente con el modelo de desarrollo impulsado por el Banco Mundial en todo el mundo, que fomenta polos de crecimiento, corredores de desarrollo y zonas económicas especiales como instrumentos para atraer inversión extranjera.

En lugar de proteger los derechos de las comunidades a la tierra, se alienta a los gobiernos a actuar bajo la suposición profundamente errónea de que el “desarrollo” solo puede lograrse otorgando a los intereses empresariales acceso ilimitado a sus recursos, como lo promueven el Banco Mundial y los llamados países donantes.

La privatización de la tierra estatal y comunal, realizada con el pretexto de “desbloquear” el potencial de la tierra, satisface las necesidades de los intereses empresariales a expensas de millones de medios de vida y sustento. Al fomentar la creación de “mercados de tierras”, el Banco no puede ignorar que dentro de un sistema de mercado donde la tierra no es más que una mercancía, las empresas pueden excluir a las personas provocando desalojos y despojo, concentración de la propiedad de la tierra en manos de empresas y degradación ambiental.

El fracaso del modelo económico neoliberal nunca ha sido tan claro.

Este discurso del desarrollo continúa cobrando fuerza, a pesar del papel decisivo que ha tenido en la actual crisis climática y ambiental, así como de los millones de medios de vida que ha destruido con desplazamientos y despojo. El fracaso del modelo económico neoliberal nunca ha sido tan claro.

Esta persistente mercantilización de la tierra debe confrontarse con una fuerte acción para detener y revertir la privatización de los territorios y los comunes en todo el mundo. Existen alternativas comprobadas que se han implementado con éxito en todo el mundo. Las tierras y aguas indígenas representan el 80 por ciento de la biodiversidad del mundo, y cada vez más se acepta que las comunidades locales y los pueblos indígenas son guardianes efectivos de estas áreas. Se posicionan como la última línea de defensa contra el acaparamiento de tierras y las prácticas destructivas de gobiernos y empresas que convierten las tierras de cultivo familiares, los pastizales y los bosques en monocultivos industriales, grandes ranchos y minas desmanteladas.

Es necesario desmantelar el mito de que la tenencia segura solo puede provenir de títulos privados. En lugar de suprimir la gobernanza local y negar la autonomía indígena, los gobiernos deben construir sistemas que incorporen una diversidad de sistemas de propiedad y gobernanza, y enfocarse en establecer un camino que sirva a la gente en lugar de uno que les quite la tierra en beneficio de las empresas.

Fuente: Servindi

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¿Biofertilizantes y bioplaguicidas para la transición agroecológica? https://redanafae.com/2020/08/14/biofertilizantes/ Fri, 14 Aug 2020 22:00:16 +0000 http://redanafae.com/?p=2619 Después de décadas enfocados en incrementar la producción de granos y el desarrollo de insumos sintéticos, finalmente se reconoce que este enfoque trajo efectos negativos, entre ellos la contaminación del suelo y el agua, el abandono del campo, enfermedades como cáncer y diabetes, una alta dependencia en combustibles fósiles y aumento en los gases de invernadero.

La solución a estos problemas, como lo sugiere la FAO, es la transición a la agricultura sustentable. Esta ha sido practicada por numerosos grupos indígenas desde hace siglos. Sin embargo, no fue sino hasta inicios del siglo 20, que visionarios como Eve Balfour y Lord Northbourne comenzaron a popularizar el término por medio de su trabajo que confirma la importancia de la diversidad, el conocimiento ecológico y el valor de la agricultura familiar a pequeña escala. Las evidencias científicas sugieren que necesitamos urgentemente una reconstrucción total del sistema agroalimentario y en varios países, incluyendo a México, se han iniciado planes para lo que se ha denominado la “transición agroecológica”.

La agroecología incluye una serie de prácticas y principios ancestrales que incluyen el uso de variedades nativas, los cultivos intercalados, la agroforestería, la conservación de semillas, medidas de conservación de suelos, tal como la labranza cero o reducida; y la producción de abonos a partir de materiales locales.

Aunque es esperanzador ver esta ola de interés para transformar la forma en que cultivamos, la simplificada versión de la agroecología que se está promoviendo es preocupante. La transición agroecológica tiene como punta de lanza una mera “sustitución de insumos”. Se promueve sustituir los fertilizantes y plaguicidas sintéticos por aquellos que son orgánicos.

No nos tomen a mal: nosotros apoyamos las acciones que motivan a cambiar de convencional a orgánico. Sin embargo, debemos distinguir las prácticas que son sustentables de las que solo tratan de dar respuestas rápidas y pretenden ajustarse a todas las condiciones, tal como lo hicieron las tecnologías que nos llevaron al lío en el que estamos metidos.

Por mas de una década hemos documentado la efectividad de las prácticas tradicionales de agricultores indígenas de Guatemala y documentado estrategias para la sustentabilidad. Como en otras áreas de Mesoamérica, las familias con las que trabajamos confrontan serios retos para mantener su herencia campesina. La sequía es cada vez mas frecuente y severa; el contexto político económico es hostil, y las consecuencias de la violencia de los años 80, cuando aldeas enteras fueron arrasadas por el ejercito y paramilitares, aun persisten.

Como una forma de mejorar la soberanía alimentaria y atender la restauración cultural y ambiental, muchas familias se han volcado o retornado a la agroecología. Por medio de la diversificación de cultivos, el rediseño y el uso sustentable de recursos locales, se han hecho más resilientes y menos dependientes en insumos externos. El sistema milpa, desarrollado en Mesoamérica hace miles de años, es una de las mejores estrategias para mantener la humedad del suelo, enfrentar el cambio climático y brindar una dieta sana.

Estas familias tienen que resistir programas nacionales e internacionales que regalan agroquímicos y semillas híbridas, que a pesar de aumentar los rendimientos en los primeros años, no pueden ser guardadas y según los productores no resisten la sequía. La lógica detrás de esos programas, además de apoyar una industria multimillonaria, es proveer soluciones rápidas a problemas relacionados con la falta de nutrientes en el suelo, así como reducir los costos de mano de obra. La sustitución por bioinsumos orgánicos podría minimizar los daños asociados al uso de agroquímicos sintéticos. Entonces, ¿qué hace a esos bioinsumos tan incompatibles con los sistemas agrícolas sostenibles?

Para comenzar, como lo sugiere el experto en sustentabilidad Jules Pretty, el fundamento de cualquier sistema agrícola sostenible es el uso efectivo e ingenioso de los recursos locales por parte de pequeños agricultores locales. Para que esto ocurra se necesita un fuerte capital social, un íntimo conocimiento de la ecología del lugar e innovación continua. Los problemas con la introducción de “bioinsumos” en las comunidades es el desplazamiento de las prácticas locales y el riesgo de crear nuevas formas de dependencia. Tal como la introducción de agroquímicos provocaron disturbios en los procesos agroecológicos locales hace 40 años, los equivalentes orgánicos continúan este ciclo, desplazando los saberes locales sobre cómo mantener la fertilidad del suelo por medio del cuidadoso manejo de la materia orgánica, sobre cómo evitar las plagas por medio de los policultivos y el conocimiento de los tipos de suelo y microclimas, que entre las familias con las que trabajamos, involucran una profunda conexión con el territorio y su gobernanza.

Además hay cierta evidencia de que los bioinsumos podrían afectar a los microorganismos nativos del suelo y a los insectos benéficos. Los biofertilizantes producidos en un laboratorio podrían ser de utilidad en una región donde el uso intenso de agroquímicos ha eliminado la vida en el suelo, pero podría eliminar a las bacterias y hongos que las prácticas tradicionales han logrado mantener vivos para darnos cultivos ricos y nutritivos. Algunos bioplaguicidas son muy específicos y atacan únicamente a una plaga, pero la mayoría también afectan a polinizadores como las abejas, y a catarinas y avispas que controlan a las plagas.

Si la sustentabilidad es el verdadero objetivo, necesitamos enfocarnos no en nuevas soluciones tecnológicas que consideran al territorio y a las familias productoras como homogéneas, sino en la recuperación de prácticas agroecológicas locales que el tiempo ha comprobado efectivas. Necesitamos reconocer a aquellos que mantienen los saberes tradicionales, apoyar a los grupos comunitarios, e introducir nuevas técnicas solo cuando sean fácilmente apropiables, en armonía con el entorno natural y cultural, y cuando se haya considerado su impacto desde una visión ecológica.

Solo cuando esto ocurra veremos cambios para una agricultura y un sistema alimentario verdaderamente justos.

Fuente: La Jornada

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El planeta nos regala tres semanas por el coronavirus https://redanafae.com/2020/07/31/el-planeta/ Fri, 31 Jul 2020 22:25:54 +0000 http://redanafae.com/?p=2597 La fecha que marca el momento en que se consumen todos los recursos biológicos que el planeta puede renovar por sí mismo en un año natural se conoce como ‘Earth Overshoot Day’. El año pasado fue el 29 de julio. Este año, a causa de la paralización de muchas actividades por el coronavirus, la fecha se ha retrasado hasta el 22 de agosto

Este miércoles, 29 de julio, hace justo un año que tuvo lugar el denominado ‘Earth Overshoot Day’ o Día de la Sobrecapacidad de la Tierra de 2019, una fecha que marca el momento en que consumimos todos los recursos biológicos que el planeta puede renovar por sí mismo en un año natural. Este año, esta fecha se alcanzará el 22 de agosto, por lo que se retrasa más de 3 semanas. Es una buena noticia para el planeta. El confinamiento por la crisis sanitaria ha reducido de forma temporal nuestra huella ecológica.

La fecha global del 22 de agosto se halla con la media de los días en los que los países alcanzan sus “días de sobrecapacidad”. El primero en alcanzarlo fue Qatar, el 11 de febrero, y el último Indonesia, el 18 de diciembre. España sobrepasó la capacidad de sus recursos naturales el 27 de mayo. 

La energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma. Lo mismo ocurre con los recursos naturales del planeta como el agua, los alimentos o los combustibles. La Tierra los regenera, pero a un ritmo insuficiente para hacer frente a la frenética actividad del ser humano, que los consume en una carrera sin freno. Este año, sin embargo, la paralización de servicios no esenciales debido al confinamiento global ha retrasado más de tres semanas esta fecha simbólica.

Tres semanas de respiro para un planeta exhausto y, junto al dolor por la crisis sanitaria, un mensaje para el optimismo: es posible vivir en un mundo más limpio si cambiamos nuestro modelo de producción y consumo por otro más respetuoso con nuestro entorno. Porque hoy, más que nunca, somos conscientes de que la salud de las personas está estrechamente relacionada con la salud del planeta.

La huella ecológica causada por la actividad humana se ha reducido, por la situación excepcional a la que ha obligado la pandemia, en un 9,3% en lo que va de año. La crisis del coronavirus nos ha dado tiempo para reflexionar sobre la importancia de la naturaleza y ha aumentado nuestra conciencia ecológica. En los últimos años la actividad humana habría necesitado 1,6 planetas satisfacer sus necesidades. 2020 se presenta como una excepción que nos muestra el camino y que demuestra que un cambio es posible, que algún día podremos vivir y prosperar sin pasarnos del presupuesto ecológico de nuestro planeta.

El agua, el recurso más castigado

Dentro de todos los recursos que consume el ser humano por encima de sus capacidades, está el agua, elemento indispensable para la vida que juega un papel vital en el equilibrio de los ecosistemas. Además de la sobreexplotación, el agua se enfrenta a otra crisis fruto de la acción humana: el cambio climático, que está cambiando el ciclo global del agua, haciéndose cada vez más escasa, menos previsible y más violenta cuando llega en forma de lluvia.

Las empresas gestoras del abastecimiento de agua y saneamiento están jugando un papel fundamental en la conservación de este recurso. No solo en la introducción de modelos cada vez más circulares y sostenibles en la producción, sino también en el compromiso con la reducción de su huella ecológica y con la lucha contra el calentamiento global.

Es el caso del proyecto REwater Global Plan (2017-2021) para cuidar el planeta y a las personas de la compañía SUEZ España, que sigue los pasos ya afianzados en años anteriores. En 2019, SUEZ España redujo en un 83,7% las emisiones potenciales derivadas de su consumo eléctricogracias a la compra de energía verde en 2019. Además, produce en sus instalaciones energía renovable (biogás, hidráulica, eólica y solar fotovoltaica) equivalente a más de 100 GWh, entre otros avances.

El grupo es pionero en la transformación de sus depuradoras en biofactorías, que generan cero residuos, tienen autosuficiencia energética y no causan ningún impacto ambiental. La economía circular, el cuidado de la biodiversidad y la adaptación a las ciudades de modelos basados en la naturaleza forman parte también de su acción cotidiana.

El sector del agua es uno de los más comprometidos con el futuro del planeta, que nos está dando una segunda oportunidad. Es nuestra responsabilidad no desaprovecharla, colaborando y uniendo fuerzas para lograr una reconstrucción verde y sostenible.

Fuente: ELAGORADIARIO

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